Los animales terapeutas desempeñan un papel fundamental en la vida de muchas personas, ayudándolas a mejorar su bienestar físico, mental y emocional. Pero para que ellos puedan brindar su amor y apoyo de manera efectiva, es esencial que reciban los cuidados necesarios para mantener su propia salud y felicidad. Cuidar de los animales terapeutas no es solo una cuestión ética, sino también clave para garantizar su bienestar a largo plazo y su capacidad de seguir ayudando a otros.
En este artículo, te contamos cómo cuidar de la salud física y emocional de estos maravillosos compañeros.

1. Cuidados físicos básicos
Los animales terapeutas, como cualquier otra mascota, necesitan cuidados físicos regulares para mantenerse en forma. Estos cuidados deben ser priorizados, ya que las actividades de terapia pueden ser agotadoras.
a) Alimentación equilibrada
Proporciona una dieta adecuada según la especie, tamaño, edad y nivel de actividad del animal.
Evita darles alimentos procesados o alimentos humanos que puedan ser dañinos, como chocolate, cebolla o productos altos en grasa.
Consulta con un veterinario para establecer un plan nutricional personalizado.
b) Ejercicio regular
Aunque el trabajo terapéutico puede incluir actividad física, es importante complementar esto con ejercicio adicional para que el animal se mantenga en forma.
Los perros, por ejemplo, necesitan paseos diarios, mientras que los caballos requieren tiempo de movimiento libre en un campo o corral.
c) Revisiones veterinarias
Lleva al animal al veterinario regularmente para revisiones generales, vacunas y control de parásitos.
Realiza chequeos específicos para identificar problemas relacionados con el envejecimiento o el estrés físico acumulado.
d) Higiene
Mantén a los animales limpios y bien cuidados: baño regular, cepillado del pelaje y corte de uñas.
Asegúrate de que las áreas de trabajo (como mantas, juguetes o equipos de terapia) también estén desinfectadas y en buen estado.
2. Bienestar emocional
El trabajo de los animales terapeutas puede ser emocionalmente exigente. Interactúan con personas que enfrentan dificultades, y esto puede influir en su estado emocional si no se manejan adecuadamente.
a) Descanso adecuado
Asegúrate de que el animal tenga tiempo suficiente para descansar entre sesiones de terapia.
Establece un horario que no sea demasiado intenso. Por ejemplo, limita el número de horas o sesiones diarias y respeta los días libres.
b) Espacio personal
Proporciona un lugar tranquilo donde el animal pueda relajarse sin interrupciones. Puede ser una cama cómoda, un establo limpio o un rincón del hogar donde se sienta seguro.
Asegúrate de que este espacio esté libre de ruidos fuertes o distracciones.
c) Monitoreo del estrés
Observa signos de estrés como jadeo excesivo, comportamiento retraído, pérdida de apetito o agresividad inusual.
Si notas algo fuera de lo común, reduce las actividades del animal y consulta con un veterinario o etólogo.
d) Juegos y estimulación mental
Los animales necesitan actividades que estimulen su mente para mantenerse felices. Utiliza juguetes interactivos o juegos de olfato para perros, o bien organiza actividades al aire libre para caballos.
Cambia los juguetes y actividades regularmente para evitar la monotonía.
3. Establecer vínculos positivos
Un animal terapeuta trabaja mejor cuando tiene un vínculo fuerte y positivo con su guía o dueño. Este vínculo se construye a través del tiempo, la confianza y el afecto.
a) Refuerzo positivo
Utiliza recompensas como golosinas o caricias para motivar al animal y reconocer su buen comportamiento.
Evita los castigos o actitudes negativas, ya que pueden generar ansiedad o desconfianza.
b) Comunicación efectiva
Aprende a interpretar el lenguaje corporal del animal y responde de manera adecuada. Por ejemplo, si un perro muestra señales de incomodidad (como girar la cabeza o alejarse), respeta su espacio.
Usa comandos claros y consistentes para evitar confusión.
c) Tiempo de calidad
Dedica tiempo fuera del entorno de terapia para simplemente disfrutar juntos. Ya sea jugando, paseando o simplemente relajándose, estas interacciones fortalecen el vínculo emocional.
4. Limitar las cargas emocionales
Los animales terapeutas pueden absorber parte de la carga emocional de las personas con las que trabajan, lo que puede afectarlos a largo plazo. Por eso, es importante gestionar adecuadamente su tiempo y entorno.
a) Rotación en sesiones
Si trabajas con varios animales, rota a los animales terapeutas para que ninguno de ellos se sobrecargue.
Si solo tienes uno, asegúrate de que sus horarios sean manejables.
b) Supervisión profesional
Trabaja con profesionales que entiendan la dinámica de la TAA y puedan identificar signos de agotamiento emocional en el animal.
Evalúa regularmente si el animal sigue disfrutando de su rol como terapeuta.
c) Finalización digna del trabajo terapéutico
Reconoce el momento adecuado para "jubilar" al animal terapeuta. A medida que envejecen o muestran signos de cansancio, permíteles disfrutar de una vida tranquila y sin presiones.
5. Promover el bienestar integral
El bienestar de los animales terapeutas es el reflejo de un manejo integral. Cuidar de su salud física, emocional y social no solo les permite realizar su trabajo con eficacia, sino también disfrutar de una vida feliz.
Consulta a expertos: veterinarios, entrenadores y etólogos pueden ofrecerte guías personalizadas.
Educa a los usuarios de la terapia: enséñales cómo interactuar respetuosamente con los animales, garantizando un entorno seguro para todos.
Conclusión
Los animales terapeutas son seres únicos que brindan amor y apoyo incondicional. Para que puedan seguir desempeñando este valioso rol, debemos priorizar su salud física y emocional en todo momento. Con el cuidado adecuado, podemos garantizar que estos animales vivan una vida plena, feliz y saludable mientras transforman la vida de quienes los rodean.
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