Desde tiempos prehistóricos, la humanidad ha experimentado migraciones que han dejado una huella duradera en la diversidad genética de las poblaciones actuales. Investigaciones recientes sugieren que estas migraciones no solo influyeron en la propagación de la cultura y la tecnología, sino que también jugaron un papel crucial en la predisposición de ciertas poblaciones europeas a enfermedades como la esclerosis, el Alzheimer y la diabetes. Este artículo explorará cómo los movimientos de población en la antigüedad pueden tener consecuencias significativas en la salud contemporánea.

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