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Errores más comunes al practicar pilates en casa y cómo corregir cada uno

  • Foto del escritor: Formación Avanzada Europea
    Formación Avanzada Europea
  • 10 abr
  • 3 Min. de lectura

El Pilates es una disciplina increíble para fortalecer el cuerpo, mejorar la postura y conectar mente y movimiento. Aunque practicar en casa tiene muchas ventajas —como la comodidad, la flexibilidad de horarios y el ahorro económico— también es fácil caer en errores que pueden disminuir los beneficios o incluso causar molestias.


Si estás haciendo Pilates en casa, o estás pensando en empezar, aquí te cuento los errores más comunes que suelo ver como monitor, junto con sus soluciones para que puedas aprovechar al máximo tu práctica.



1. No calentar antes de empezar


Uno de los errores más frecuentes es saltarse el calentamiento. En Pilates, aunque los movimientos pueden parecer suaves, el cuerpo necesita preparación para activarse correctamente. Entrar directo a una rutina sin calentar puede llevar a tensiones musculares o una mala alineación desde el principio.


Solución:


Dedica al menos 5 minutos a un calentamiento ligero. Puedes hacer respiraciones profundas, movilidad articular (cuello, hombros, pelvis), o movimientos suaves de activación como pelvic tilts o cat-cow.


2. No controlar la respiración


La respiración en Pilates no es un detalle menor, es una parte esencial del movimiento. Muchas personas, al practicar solas, se olvidan de ella o respiran de forma superficial. Esto puede llevar a tensiones innecesarias, especialmente en cuello y hombros, y limitar el trabajo del core.


Solución:


Aprende la respiración lateral torácica, característica del Pilates. Inhala por la nariz expandiendo las costillas hacia los lados, y exhala por la boca activando el abdomen. Practica esto al principio de cada sesión para que se vuelva natural.


3. Copiar movimientos sin comprenderlos


Seguir vídeos de YouTube sin contexto puede ser útil al principio, pero muchas veces se copian los movimientos sin entender la alineación corporal o el propósito del ejercicio. Esto puede hacer que trabajes músculos incorrectos o incluso que generes lesiones.


Solución:


Busca contenidos explicativos, no solo demostrativos. Si ves un ejercicio nuevo, tómate un momento para entender qué parte del cuerpo debe activarse, cómo debe estar colocada la pelvis, la espalda, los hombros, etc. Si puedes, consulta con un instructor al menos una vez para corregir tu postura.


4. Descuidar la postura y la alineación


En casa, sin alguien que te corrija, es muy fácil empezar a compensar con otras partes del cuerpo. Por ejemplo: elevar los hombros, arquear la espalda baja o colapsar el abdomen. A la larga, estos malos hábitos pueden hacer que el Pilates pierda efectividad o incluso causarte dolor.


Solución:


Usa espejos o grábate para observar tu alineación. Y repite frases como:


"Hombros lejos de las orejas"


"Centro activo"


"Pelvis neutra o en imprint, según el ejercicio"

Una buena guía verbal puede ayudarte más que un vídeo visual.


5. Hacer demasiados ejercicios seguidos sin pausa


Hay quien cree que hacer más ejercicios es mejor, pero en Pilates la calidad importa mucho más que la cantidad. Si haces una rutina muy larga sin pausas, con movimientos mal ejecutados, estás sobrecargando el cuerpo sin conciencia.


Solución:


Empieza con rutinas cortas (20-30 minutos) y enfócate en sentir cada ejercicio. Si te cansas, es mejor parar y reiniciar con buena técnica que continuar a medias. Recuerda: Pilates es una práctica de precisión, no de velocidad.


6. No adaptar los ejercicios a tu nivel o condición


Muchos ejercicios clásicos de Pilates tienen versiones avanzadas que pueden no ser apropiadas para todos. Por ejemplo, si tienes molestias lumbares o estás empezando, ciertos ejercicios como roll over o teaser pueden ser demasiado exigentes.


Solución:


No pasa nada por modificar o hacer versiones más suaves. Usa cojines, bandas elásticas, bloques o incluso una silla para adaptar tu práctica. Escucha a tu cuerpo y evita compararte con los vídeos o con tu "yo del pasado".


7. Practicar sin frecuencia ni constancia


Otro error común es practicar un día sí, tres no, y luego querer compensar haciendo todo en una sola sesión. El cuerpo necesita repetición y constancia para crear nuevos patrones de movimiento y fortalecer correctamente.


Solución:


Establece una rutina realista, aunque sea de dos o tres días a la semana. La regularidad hará más por ti que una clase intensa una vez al mes. Piensa en Pilates como higiene corporal, como cepillarte los dientes: mejor poquito pero constante.


Conclusión


Practicar Pilates en casa puede ser una experiencia transformadora si lo haces con atención, conocimiento y respeto por tu cuerpo. No necesitas ser perfecto, solo estar presente, respirar y moverte con intención.

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