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¿Por Qué Es Tan Importante Que Los Niños Beban Agua?

  • Foto del escritor: Formación Avanzada Europea
    Formación Avanzada Europea
  • hace 6 días
  • 3 Min. de lectura

La nutrición infantil no se trata solo de lo que comen los niños, sino también de lo que beben. Y aunque solemos enfocarnos en vitaminas, minerales y calorías, el agua —el componente más esencial del cuerpo humano— a menudo pasa desapercibida. En este artículo, exploramos por qué la hidratación es clave para el desarrollo infantil, cuánta agua deberían tomar los niños y cómo fomentar buenos hábitos de consumo de líquidos desde edades tempranas.



El papel vital del agua en el cuerpo de los niños


El cuerpo de un niño está compuesto en un 60 a 75 por ciento por agua, más que en los adultos. Este líquido vital no solo sirve para calmar la sed: es indispensable para regular la temperatura corporal, transportar nutrientes, eliminar toxinas, favorecer la digestión y mantener las articulaciones bien lubricadas.


Estudios científicos han comprobado que incluso una leve deshidratación puede afectar el estado de ánimo, la concentración y el rendimiento físico de los niños. Por lo tanto, mantener una buena hidratación es crucial tanto para su bienestar físico como cognitivo.


¿Qué bebidas ayudan a hidratar y cuáles no?


No todas las bebidas son iguales. Aunque muchos líquidos contienen agua, no todos son saludables o recomendables como fuente principal de hidratación. La mejor opción siempre será el agua potable. También la leche puede ser útil, sobre todo en los primeros años de vida, ya que aporta nutrientes importantes.


Por otro lado, los jugos, aunque naturales, contienen azúcares y deben darse con moderación. Las bebidas azucaradas como refrescos, néctares y bebidas deportivas deben evitarse, ya que además de aportar calorías vacías, pueden generar dependencia al sabor dulce. Y definitivamente, bebidas con cafeína como té helado o energizantes no deben ofrecerse a niños.


¿Cuánta agua necesitan los niños?


Aunque no existe una cifra única para todos, ya que depende de factores como la edad, el clima, el nivel de actividad física y la dieta, los expertos coinciden en que los niños deben beber varios vasos de agua al día.


En términos generales, un niño en edad preescolar debería beber alrededor de 4 a 6 vasos de agua al día. En edad escolar, esta cifra puede subir a 6 u 8 vasos. Si hace calor o el niño practica deporte, sus necesidades aumentan. También hay que considerar que algunos alimentos como frutas, verduras y sopas aportan líquidos, por lo que una dieta rica en estos alimentos también contribuye a la hidratación.


Signos de deshidratación a tener en cuenta


Es importante que los padres y cuidadores estén atentos a señales tempranas de deshidratación, que pueden incluir:


Boca y labios secos


Orina escasa o de color muy oscuro


Fatiga o irritabilidad


Dolor de cabeza


Falta de concentración


En casos más avanzados, puede haber fiebre, piel muy seca, ojos hundidos o incluso vómitos. Ante estos síntomas, se debe buscar atención médica inmediata.


Cómo fomentar el hábito de beber agua en los niños


Crear buenos hábitos de hidratación desde la infancia es posible y recomendable. Aquí algunas sugerencias útiles:


Ofrecer agua en lugar de otras bebidas en las comidas y meriendas.


No esperar a que el niño tenga sed para ofrecerle agua.


Utilizar botellas o vasos divertidos que motiven al niño a beber.


Evitar comprar bebidas azucaradas para tener en casa.


Dar el ejemplo: los niños imitan lo que ven. Si los adultos beben agua con frecuencia, ellos también lo harán.


Aromatizar el agua con frutas naturales puede ser una forma atractiva de animarlos a beber más.


La escuela también importa


Los niños pasan muchas horas fuera de casa, y es clave que también se hidraten adecuadamente en la escuela. Por eso es recomendable que lleven una botella de agua en la mochila, que tengan acceso a agua potable y que los docentes refuercen la importancia de beber agua, especialmente durante la actividad física o los días calurosos.


Conclusión


Beber suficiente agua es una parte fundamental de la salud infantil. No solo previene enfermedades, sino que mejora el rendimiento académico, el estado emocional y el desarrollo físico. Crear una cultura de hidratación en casa, en la escuela y en los espacios recreativos puede marcar una gran diferencia en la vida de los niños. No se trata solo de evitar la sed, sino de construir una base sólida para una infancia saludable.

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