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Ciudad o montaña: cómo elegir el mejor entorno para correr

  • Foto del escritor: Formación Avanzada Europea
    Formación Avanzada Europea
  • 30 abr
  • 3 Min. de lectura

Si eres corredor, tarde o temprano te enfrentas a esta pregunta: ¿es mejor correr en la ciudad o en la montaña? Ambos entornos ofrecen beneficios únicos y desafíos propios. La respuesta no es universal, pero conocer las diferencias te ayudará a elegir o a combinar lo mejor de ambos mundos.


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Correr en la ciudad: comodidad y ritmo constante


Ventajas


Accesibilidad: Puedes salir desde tu casa, sin necesidad de desplazarte en coche ni planificar demasiado.


Terreno predecible: El asfalto y las aceras te permiten mantener un ritmo constante, ideal para entrenamientos de velocidad o preparación para carreras urbanas.


Infraestructura: Alumbrado, fuentes de agua, parques y baños públicos facilitan entrenamientos a cualquier hora.


Tecnología a tu favor: Aplicaciones de running, relojes GPS y bandas de ritmo cardíaco funcionan con más precisión en zonas abiertas y planas.


Desventajas


Impacto articular: Correr sobre asfalto o cemento es más agresivo para rodillas, tobillos y caderas.


Interrupciones: Semáforos, cruces, peatones y tráfico dificultan mantener un ritmo fluido.


Contaminación: El aire puede estar más contaminado, especialmente en grandes ciudades.


Correr en la montaña: naturaleza y desafío físico


Ventajas


Terreno variado: Subidas, bajadas, tierra, piedras… el trail running activa más grupos musculares y mejora el equilibrio y la coordinación.


Menor impacto: La superficie blanda (tierra, hierba) es más amigable con las articulaciones.


Desconexión mental: Estar en la naturaleza reduce el estrés y mejora el estado de ánimo. Muchos lo consideran una forma de meditación activa.


Entrenamiento más completo: Las pendientes y cambios de terreno aumentan la fuerza, la resistencia y la agilidad.


Desventajas


Logística: Necesitas desplazarte y, a veces, llevar agua, comida, ropa adicional y mapas.


Condiciones impredecibles: El clima puede cambiar rápidamente en zonas de montaña.


Mayor exigencia física: No es recomendable para empezar desde cero. También puede aumentar el riesgo de caídas o lesiones si no se tiene experiencia.


¿Qué trabaja más tu cuerpo?


Comparando correr en la ciudad y en la montaña:


Resistencia aeróbica: Ambos entornos la trabajan muy bien. Puedes mejorar tu capacidad cardiovascular tanto en asfalto como en senderos naturales.


Fuerza muscular: La montaña exige mucho más. Las subidas, bajadas y terrenos irregulares activan más músculos, especialmente en piernas y core.


Equilibrio y propiocepción: En ciudad es mínima, ya que el terreno es plano y predecible. En montaña es clave: tu cuerpo debe adaptarse constantemente al terreno.


Impacto articular: El asfalto urbano genera un impacto alto en rodillas, tobillos y caderas. En cambio, la tierra o hierba de la montaña absorbe mejor los golpes, reduciendo ese impacto.


Quema calórica: En montaña se quema más calorías debido al desnivel, el esfuerzo constante y el trabajo muscular más completo. En ciudad también se quema bastante, pero de forma más controlada y estable.


A nivel mental


Ciudad: Correr puede convertirse en una rutina diaria, ideal para liberar tensiones en poco tiempo. Sin embargo, el entorno urbano puede resultar monótono si no se varía la ruta.


Montaña: Ayuda a reconectar contigo mismo y con el entorno. El silencio, los paisajes y el aire limpio aportan un extra emocional difícil de igualar.


¿Qué dice la ciencia?


Estudios han demostrado que correr en la naturaleza reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y mejora el bienestar subjetivo más que correr en entornos urbanos. También se ha observado que el trail running estimula más músculos estabilizadores, esenciales para prevenir lesiones.


Por otro lado, los entrenamientos en ciudad permiten mayor control de intensidad, distancias y tiempos, lo cual es ideal si estás siguiendo un plan estructurado para una carrera específica.


¿Cuál deberías elegir?


Depende de tus objetivos:


Si quieres mejorar tiempos o preparar una carrera urbana: corre en ciudad.


Si buscas una experiencia más completa física y mentalmente: prueba la montaña.


Si eres principiante: comienza en ciudad, luego ve explorando rutas naturales sencillas.


Si te aburres fácilmente: alterna ambos; ciudad entre semana, montaña los fines de semana.


Conclusión: no es una competencia, es una combinación


No se trata de elegir entre ciudad o montaña como si fueran bandos opuestos. La clave está en aprovechar lo mejor de cada entorno según tus objetivos, tu estado físico y tus preferencias personales. Ambos aportan al corredor una dimensión distinta del running.


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